LA FRUSTRACIÓN

Muchas veces nos quedamos con los “por qué de las cosas”, es lógico, son necesarios para comprender lo que realmente sentimos. Pero una vez que llegamos a ello tenemos la posibilidad de ir más allá de esa comprensión, tomando una decisión de acción, para saber qué hacemos con ello.
Para eso tratemos de no quedarnos en el pasado, brindándole toda nuestra atención para justificar nuestro malestar y muchas veces haciéndolo crecer. Enfocar esa atención en nuestro presente nos permitirá ver qué podemos hacer ahora con respecto a eso que sentimos y acrecentar nuestras posibilidades de hacer algo diferente.


Así podemos salir del rol de víctimas, en el que no tenemos la posibilidad de hacer nada, porque no podemos cambiar el pasado, para pasar a hacernos responsables de lo que sucede ahora, estando en nuestro presente, tomando decisiones sobre lo que sí podemos hacer para sentirnos mejor y hacerlo.
Es importante estar atentes para saber si lo que decidimos hacer realmente erradica lo que nos dañó alguna vez o si estamos repitiendo conductas que nos llevarán a lo mismo.


Justamente esto último es uno de los grandes motivos que nos hace sentir la frustración de una manera crónica, en donde naturalizamos nuestro malestar, aceptandolo como parte de nuestra personalidad, repitiendo las acciones que nos dañaron, por el simple hecho de no revisarlas. Ser conscientes de lo que hacemos, desde este punto de vista, nos permite darnos cuenta si estamos enfocando nuestra energía, nuestras acciones y nuestro tiempo, en lo que realmente necesitamos hacer para sentirnos mejor o si la estamos desperdiciando en acciones que nos llevaran a lo que ya no queremos.


La frustración está relacionada con sentirnos que hacemos mucho, invertimos nuestro tiempo y todo lo que tenemos a nuestro alcance para algo que nunca llega, para no obtener los resultados que esperamos.
Pasa que nos sale automático y nos es súper cómodo hacer lo que toda la vida hicimos, porque está muy grabado en nuestro interior que eso es lo que nos sirve, porque nos fue funcional para lo que deseábamos en algún momento. Lo más probable es que en realidad solo estamos haciendo un montón de acciones que no están relacionadas con lo que realmente deseamos ahora, por lo que es razonable no llegar a lo que esperábamos y sentirnos mal por todo el esfuerzo invertido.


Para revisar nuestras acciones es importante preguntarnos:
¿Qué es lo que deseamos ahora?
¿Qué es lo que realmente necesitamos hacer para llegar a eso?
¿Es eso lo que que estamos haciendo?

Si la respuesta es no, solo tenemos que cambiar las acciones que no van por las que nos llevarán a lo que deseamos ahora. Transformando la frustración en satisfacción por el cumplimiento de cada acción que sabemos necesaria para nuestros deseos, aumentando nuestra autoestima, regenerando energía de motivación, aportando a nuestro bienestar.

Si querés saber más sobre el tema, en mi cuenta de Instagram podés encontrar mucho más material al respecto. Seguíme!
https://www.instagram.com/lic.macarenalucero/

Lic. Macarena Lucero.