NUESTROS SENTIMIENTOS SON NUESTROS PODERES

En estos días de aislamiento social nos conectamos con muchas sensaciones que antes las pasábamos por alto y ahora se hacen más evidentes, más intensas. Atenderlas, es lo mejor que podemos hacer para nuestro bienestar y el de las personas con quienes convivimos.

Por lo general, no compartimos las cosas que nos pasan internamente, porque estamos acostumbrades a hablar de los temas socialmente aceptados, como el trabajo, la familia, la cuarentena, etc. Pero son pocas o nulas las veces en las que compartimos lo más importante, lo que influye de verdad en nuestro ser y nuestra manera de  accionar, lo que nos pasa internamente. Porque nos genera incomodidad, porque pensamos que no tenemos con quién compartir, porque no sentimos la suficiente confianza como para hablar de ello, porque no sabemos percibirlo o porque simplemente no lo hicimos ni queremos hacerlo tampoco.

No expresar lo que sentimos puede estar relacionado también a que existen muchos sentimientos, como el miedo, el enojo, la tristeza, la ansiedad, la frustración, etc, que son por lo general los más frecuentes, sobretodo en este contexto, que se los interpreta como algo negativo, porque se los asocia a personas que se las etiqueta como que no están bien, y la sociedad rechaza a “personas así”.

Nos acostumbramos a no hablar de estos sentimientos porque evidenciarlos sería, en cierta forma, identificarnos con “esas personas”. Aprendimos que, cuando nos sentimos mal, es mejor no enroscarse y dar vuelta la página, porque “hay que seguir adelante¨. 

Por esos motivos se nos hace difícil  escucharnos y reconocer lo que sentimos. O lo que es peor, sabemos lo que sentimos pero no lo aceptamos y por lo tanto lo reprimimos, al punto que muchas veces, cuando explotan, se transforman en un real problema para nosotres y para el resto de las personas con quienes compartimos nuestro entorno.

Existe un filtro enorme entre quienes realmente somos y lo que debemos ser, creado por creencias que fuimos construyendo para adaptarnos al mundo, que nos aleja de lo que realmente nos pasa en nuestro interior.

Es necesario comprender que el hecho de sentir es una característica humana, por lo tanto es imposible no sentir. Sentir es vivir. No aceptar los “sentimientos negativos” ni reconocerlos,  sería en parte no aceptar ni reconocer nuestra condición humana, rechazar parte de nuestra existencia. Necesitamos ser conscientes de que el rechazo real es a todo lo que asociamos a esos sentimientos, por las experiencias vividas y la información recibida al respecto. Pero en realidad no existen sentimientos buenos ni malos, todos son válidos por el simple hecho de ser percibidos. 

Estamos dominades por la comodidad de repetir y  hacer lo que nos sale automático, cuando nos sentimos de tal manera, reaccionando siempre de una determinada forma, haciendo lo que nos acostumbramos a hacer. A veces esa acción no es coherente con lo que sentimos ni con lo que necesitamos de verdad, no aporta a nuestro bienestar y mucho menos al del resto. Como no nos escuchamos, o nunca la revisamos, no nos tomamos el trabajo de atender a lo que sentimos con lo que hacemos, nos determinamos actuando siempre de esa misma manera, perpetuando conductas que siguen arraigadas profundamente en nuestro genes y que nos dañan, como la violencia. 

Siendo consciente de ello ahora podemos decidir hacer algo diferente, por nosotres y para todes. Podemos comenzar a aprender a reconocer y aceptar todo lo que sentimos. ¿Cómo? Teniendo en cuenta lo que pasa en nuestro cuerpo con las distintas emociones, para reconocer lo que genera en nosotres tal acción y así  decidir conscientemente hacer algo diferente si eso no nos hace bien. Es una manera de sentirnos mejor y también aportar al bienestar de la mayoría, erradicando conductas que nos dañan, proponiendo acciones nuevas.

Por eso es necesario reconocer todo lo que sentimos y aceptarlo en su totalidad, aunque nunca hubiéramos querido sentir algunas cosas, para tener la posibilidad de hacer algo al respecto. Por lo que podemos interpretar a nuestros sentimientos como nuestro poderes, no solo porque son los que nos hacen ser humanos, sino porque también son nuestro motor para movernos hacia nuestro bienestar, porque gracias a ellos podemos saber cuáles son nuestras necesidades reales para poder cubrirlas de verdad. De esta manera estaríamos dejando de perpetuar las acciones que nos dañan, reemplazandolas por las que descubramos que nos hacen sentir mejor, grabándolas  en nuestros genes, haciendo un cambio profundo para nuestra evolución como especie humana .

Y cuando nos sintamos no poder, no nos quedemos ahí, recordemos que hay un montón de personas a nuestro alrededor. Nos animemos a pedir ayuda, todes somos seres humanos y seguramente alguien estuvo en nuestra situación o parecida y nos podrá dar una mano. O por el simple hecho de escucharnos hablar de lo que sentimos nos brindará una perspectiva más amplia de lo que podemos hacer al respecto para estar mejor. 

Desde este lugar podemos ver lo poderosos que son nuestros sentimientos y la importancia de tomarnos el trabajo de atenderlos. Es la mejor manera de ocuparnos y colaborar con este contexto tan particular, enfocando nuestra energía y nuestro tiempo en nosotres. Podemos comprender que descubrirnos aporta a nuestro bienestar, está en nuestro alcance y es nuestra responsabilidad para nuestro bienestar y el de todes.

En mi cuenta de Instagram podés encontrar muchas herramientas para atender a tus sentimientos. Seguíme!
https://www.instagram.com/lic.macarenalucero/

Macarena Lucero 

Marzo 2020